Entroido en Manzaneda
“Mázcaras” y disfraces, música, humor, ironía y gastronomía se combinan en el Entroido de Manzaneda.
La celebración ha mantenido ritos y personajes a lo largo de los años, en parte debido a lo aislado de la zona.
Esto ha contribuido a dotar de un carácter único a unas fiestas que han sabido incorporar pequeños cambios para garantizar su continuidad y que, en el intercambio con otras localidades vecinas, promueve el sentido identitario y de pertenencia.
El Entroido de Manzaneda promete diversión y tradición a todas las personas que se aventuren a visitarlo.
Carnaval de Manzaneda
Este celebración emana autenticidad. Posiblemente, gracias a su ubicación en una región montañosa que mantuvo al municipio de Manzaneda relativamente aislado y preservó la pureza de sus tradiciones.
El carnaval tradicional de Manzaneda es una festividad que mezcla rituales ancestrales con las danzas hipnóticas de las Mázcaras, los espectáculos de percusión de los folións, banquetes populares y teatro callejero. Todo ello en el medio de un ambiente divertido y burlesco.
La Mázcara es el personaje central de la fiesta. Con un enorme tocado en la cabeza, viste una camisa blanca, polainas con puntillas, mantilla floreada, bastón, botas altas y cintas de colores que se colocan y se retiran una a una cada año. En la cintura llevan varios cencerros , que sirven para marcar el ritmo. La Mázcara de Manzaneda destaca coma un hábil bailarín capaz de danzar sobre un pequeño cajón, girando de puntillas sin llegar a despegar nunca los pies del suelo, mientras el ancestral sonido del folión acompaña su danza.
Personajes
del Entroido de Manzaneda
Es el personaje central del Entroido en Manzaneda. Una figura danzante y colorida que remite a las de los vecinos pueblos de Vilariño de Conso y Viana do Bolo.
Lo más significativo de la mázcara es su atuendo. Lleva pantalón blanco con puntillas y camisa blanca adornada con cintas de colores, que cuelgan a lo largo y acompañan a la mázcara en sus bailes.
Una mantilla floreada que cubre uno de los hombros y se ata en el pecho y los cencerros o chocallos en la cintura completa la vestimenta y aporta color y ritmo. En la cabeza llevan un “pucho” o tocado, también colorido; pese a su nombre, habitualmente no se cubren la cara con máscaras o caretas. En la mano llevan un bastón, también adornado con cintas, que utilizan en sus bailes.
Las mázcaras integran su característica danza en el folión, girando al ritmo de los instrumentos de este grupo de gente y liderando a la comitiva. Suelen bailar en turnos de dos y en grupos de unas diez mázcaras por folión. Un espectáculo para la vista, que contribuye a dotar de su carácter único al Entroido de Manzaneda.
Dentro de las mázcaras, hay una que tiene entidad propia. Se trata del boi o touro. Esta presenta un disfraz distinto, formado por una estructura de madera con cuernos, tapada por una colcha, dirigido por una persona que va en su interior y acompañado, generalmente, por otra mázcara disfrazada de torero.
La misión de este personaje es acompañar al folión para embestir a las personas, especialmente aquellas que, al paso de esta comitiva, no participan de la fiesta.
Esta peculiar agrupación musical está compuesta por un grupo de unas treinta o cuarenta personas que tocan bombos y tambores, así como instrumentos de labranza como guadañas o azadas, a las que hacen sonar al ritmo de la comitiva. Se emplean incluso otros instrumentos, desde la gaita a la corna, un instrumento empleado por los pastores de la zona.
Frente a los foliones de otros municipios colindantes, los de Manzaneda están acompañadas por las mázcaras, que generalmente bailan en grupos de dos. Además, el bombo o tambor se toca empleando únicamente una maza.
Encabeza el grupo una persona a modo de embajadora y directora del folión, ya que se encarga de abrir paso y de solicitar el acceso a otras localidades, para lo cual habitualmente declama un breve texto.
Los foliones pueden ser considerados como una embajada musical entre poblaciones. Desde semanas antes del comienzo oficial del Carnaval, las localidades de Manzaneda se ven recorridas de noche por distintos foliones que hacen ronda por las casas o por otros pueblos, compartiendo bebida y comida.
Las foliadas entroncan con la tradición de representaciones burlescas que acompaña al Carnaval en distintas regiones alrededor del mundo. Es una especie de teatro de calle en el que se intercambian versos y disputas, historias relacionadas con la actualidad, sea local, nacional o internacional, en clave satírica.
En esta celebración, una persona se encarga del trabajo de narración o presentación, acogiendo al público, dando paso a cada pieza y encargándose de la despedida. Estas piezas son exposiciones en verso en los que cada persona o grupo participante hace humor a partir de temas de interés. La despedida es especialmente importante, al incluir la petición de disculpas por si alguien se ha sentido ofendido u ofendida.
Las foliadas van acompañadas de los folións y las mázcaras. En la actualidad, pueden incluir también batallas de harina al cierre.
Previo al propio periodo del Carnaval, y siguiendo la tradición de otros municipios en Galicia, Manzaneda celebra el Jueves de Compadres y de Comadres.
El primero, 16 días antes del Sábado de Entroido, es el Jueves de Compadres, cuando tradicionalmente las mujeres del pueblo elaboraban y colgaban al lardeiro. Este muñeco de paja se vestía con ropas de los hombres del pueblo, que estos intentaban bajar, enfrentándose a sus vecinas en batallas de harina.
Siete días más tarde llega el turno para el cambio de sexos: se celebra el Jueves de Comadres, cuando son los varones quienes deben preparar y colgar a la lardeira frente a las mujeres, que son las que “atacan” a los hombres del pueblo armadas de harina.
Estas tradiciones se han mantenido con pequeños cambios. Las figuras de lardeiro y lardeira siguen presidiendo el Entroido desde sus posiciones en el pueblo hasta el cierre del mismo.
Vídeos destacados
Entroido de Manzaneda
Calendario de actividades 2024
25 de enero. Jueves de Compadres.
Dos semanas antes del comienzo oficial del Entroido, Manzaneda celebra su Jueves de Compadres. Las mujeres del pueblo visten y cuelgan al lardeiro en un lugar visible de la localidad. Los hombres intentan vengarse en una batalla de harina en la que cualquier vecina de la villa puede acabar cubierta de este producto… y los vecinos también.
27 de enero. Fuliada da Mourela p’acá.
La primera de las foliadas de los carnavales visita este año el pueblo de Trabazos. La Fuliada da Mourela p’acá, organizada por los pueblos de la zona, se desarrolla cada Entroido en una de las localidades. Las mázcaras de Trabazos dan la bienvenida a las de las otras parroquias, acompañadas de sus folións, para primero recorrer las calles y después realizar la representación de la foliada, con el repaso satírico a la actualidad. Una comida y una batalla de harina ponen cierre a la ocasión.
1 de febrero. Jueves de Comadres.
En la semana previa al Entroido se desarrolla el Jueves de Comadres. En esta ocasión son los vecinos de Manzaneda quienes deben vestir a la lardeira y colocarla en una ubicación de la localidad, para después enfrentarse a las represalias de las mujeres en forma de una guerra de harina.
3 de febrero. Fuliada de San Martiño.
Continúan los festejos por las parroquias de Manzaneda. La tarde del 3 de febrero es el turno de la foliada en San Martiño. A partir de las 16 horas, folións y mázcaras comienzan a recorrer la localidad en este intercambio musical entre pueblos vecinos.
A partir de esta jornada y en los días siguientes, las rondas de folións recorrerán distintas aldeas de Manzaneda, invitando a sus habitantes a unirse en las calles a la charanga y compartiendo comida y bebida entre visitantes y propios.
13 de febrero. Martes de Entroido.
Es el día grande de la celebración en Manzaneda. La jornada se inicia a las 11.30 de la mañana con un desfile de los folións del municipio, al que acuden también folións de localidades vecinas en un intercambio que refuerza el carácter social e identitario del Entroido.
A esta celebración le sigue un almuerzo popular, donde todos los vecinos y vecinas comparten platos y bebidas típicas de la gastronomía de la zona y, más en concreto, de la época en la que se celebra. Cocido y elaboraciones en las que se emplea carne de cerdo, como la androlla o el butelo; dulces como bicas, filloas o orellas; vinos y licores son algunos de los elementos de un menú que recuerda que la época de excesos está a punto de finalizar para entrar en la sobria Cuaresma.